Ojalá ...

Estábamos el otro día en el centro de Kinshasa, en lo que llaman “la ville” para solucionar unos papelillos en la embajada y ya, de paso, comprar alguna cosa que nos cuesta encontrar en donde vivimos nosotras. Ya sabéis, cositas como chocolatitos y esas historias que de vez en cuando nos vienen bien. Por la tarde, además, queríamos asistir a una conferencia sobre la mujer congoleña y su papel en la sociedad actual; así que teníamos un plan perfecto para desconectar un poquillo , nosotras que podemos.

Bueno, pues nos disponíamos a entrar en un bar para comer cuando vimos unos niños de la calle, que aquí en el centro de la ciudad se “ven” más porque la desigualdad con respecto a ellos es mucho mayor y está todo mucho más limpio(no hay montañas y montañas de basura). Ya sabéis: mirada profunda y dura, descalzos, ropas raídas, sucios y una gran sonrisa. Estos, muy pequeños. Bueno, pues uno de ellos conocía a Almudena :”Almuriena, Almuriena, dame dinero para el transporte…” Almudena se paró y estuvo hablando mucho tiempo con este niño porque había estado en el centro Point d’eau , para intentar descifrar qué hacía otra vez en la calle. No había manera, todo el rato a vueltas con el “lingala”, la lengua . La gente empezó a rodearnos y allí todo el mundo a opinar. Los niñitos casi agobiados. ¿Qué se hace en este caso? Pues después de mucho tiempo los montamos en una camioneta para intentar que fueran a Point déau. Nos dijeron que sí, que nos verían al día siguiente allí. Queríamos pensar que era lo mejor para ellos, que al menos les lavarían, les curarían las heridas de los pies, les darían una comida caliente y dormirían en una cama. Eso, como poco. “Bayo”, nos despedimos(nosotras seguíamos en la Ville) con una sensación extraña porque : teníamos mucha esperanza de verlos al día siguiente pero por otra parte dudábamos que no se hubieran bajado de la camioneta antes de llegar. El día continuó, para nosotros y para ellos, espero

No, no han ido a Point d´eau. A menudo me pregunto qué será de estos niños y de otros tantos dentro de un tiempo. Hoy es uno de esos días en que no tengo palabras, pero doy gracias por permitirnos salir de nosotros mismos de cuando en cuando y de ver otras realidades mediante las cuales aprendemos a ser más humanos .